Yo tenia siete años y bajaba las escaleras en bombacha con una cajita de fósforos. Llegaba a la cama de mis padres y los veía dormir. Mi madre era una masa de pelo enredado con la boca contra la almohada; mi padre un perfil flaco de frente al techo. Los miraba un largo rato hasta que prendía un fósforo contra las sabanas. Después, abría la puerta con una llave en forma de signo de pregunta, salia a la calle que era una gran autopista y me sentaba en un baldío a mirar mi casa incendiándose. Me molestaba estar en bombacha porque era invierno y los pezones y el ombligo se me ponían azules. Pero era feliz viendo las formas de las llamas contra el televisor, las cortinas, el teléfono, los sillones, la biblioteca de mama.
-Poses para dormir/Lola Arias-